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Las culturas precolombinas

(comp.) Justo Fernández López

Historia de la literatura hispanoamericana

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Las culturas precolombinas

Se ha discutido mucho sobre el origen, desarrollo y unidad de las culturas americanas precolombinas. Una tesis defiende que los pueblos americanos importaron todos los elementos culturales del exterior: origen asiático de la cultura americana, origen japonés por mar en el caso de la cultura de Valdivia en el Ecuador, origen europeo (egipcio, cretense, palestino, etc.).

La tesis contraria defiende el origen y desarrollo autóctono de las culturas precolombinas; ya sea con desarrollos regionales independientes (como la cultura maya) o postulando una cultura “madre” de la que las demás culturas habrían sido desarrollos regionales más o menos autóctonos.

Una tesis defiende el desarrollo unitario de todas las culturas desde el Amazonas (primer cultivo de plantas y desarrollo de la coca) al Ecuador (cultura de Valdivia del 3200 a. C.). De Valdivia la cultura se habría expandido hacia el sur (Perú, Bolivia y Chile) y hacia el norte (Mesoamérica). Sea como fuera, las dos primeras grandes culturas modelo son la de Chavín de Huántar en Perú y la cultura olmeca en el Golfo de México, que data del 1000 al 400 a. C.

Estas dos primeras altas culturas forman el patrón de las demás. Rasgos distintivos de las culturas precolombinas:

 

Sistema teocrático social. Casta sacerdotal que rige los destinos del pueblo y regula los ciclos agrícolas.

 

Creación de calendario e importancia del cómputo de las fechas y estaciones para la regulación agrícola. Sistema aritmético vigesimal.

 

A falta de la doma de animales, como en las culturas del Viejo Mundo, gana importancia el mundo vegetal y con ello las sustancias alucinógenas o drogas para la religión.

 

Escultura colosal e icónica que reproduce la mitología y explica el mundo.

 

Panteón de dioses: importancia del animal como elemento de identificación y portador de la identidad personal o colectiva (el nagual o doble del yo en México). Más tarde ganan importancia los astros como símbolos divinos.

 

Los ciclos naturales como centro de regulación de la vida y de los ciclos de la cosecha.

 

Juego de pelota mesoamericano como reproducción del equilibrio natural, de la lucha de fuerzas contrarias y de la victoria de la luz y la regeneración natural.

 

Construcción de pirámides como centro religioso y cultural, símbolo de la unión de cielo y tierra.

 

Simbología animal: El pájaro (cóndor y arpía en los Andes, quetzal en Guatemala) y la serpiente como símbolos celestes y terrestres. En Mesoamérica, el símbolo mixto de la “serpiente emplumada” llamada Quetzalcóatl. El jaguar (pantera atigrada) como primer símbolo originario.

De las dos grandes regiones culturales precolombinas (los Andes y Mesoamérica), solamente la región mesoamericana desarrolló una escritura jeroglífica, creada por los olmecas y perfeccionada por los mayas. Los mixtecas y los aztecas desarrollarían más tarde una escritura pictográfica ya muy cercana a la reproducción fonética. Por este motivo, de las culturas andinas no conservamos documento alguno, excepto los restos escultóricos y arquitectónicos en los que plasmaron su pensamiento y su religión.

De la cultura maya solo conservamos un par de códices no del todo descifrados y de contenido más bien religioso-ceremonial. Los tres documentos mayas están escritos ya en caracteres latinos por autores indígenas que quisieron dejar sus tradiciones por escrito o las contaron a los españoles. Los manuscritos mixtecas y aztecas, en lengua nahua u otomí de México son más ricos en testimonios literarios.

Los españoles respetaron más la tradición azteca en México que la inca en el Perú. Restos de expresión artístico-literaria de los Andes nos quedan más bien en el folclor de estos pueblos y en los cantos de queja y melancolía compuestos tras la Conquista.

Rasgos generales de las culturas precolombinas

 

La visión mágico-mítica del mundo sin principio de causalidad linear, rasgo aún latente bajo el manto colonial-europeo.

 

Total subordinación del individuo a la comunidad, de lo concreto al cosmos, de las comunidades a la casta sacerdotal teocrática y dirigente.

 

Predominio de la vida interior frente a los influjos exteriores.

 

Convicción de lo insignificante de cada momento, cierta apatía malentendida como melancolía o tristeza cuando es más bien la convicción de que todo está integrado en las fuerzas cósmicas naturales.

 

Disposición para el sacrificio personal y colectivo para ayudar a las fuerzas naturales a recuperarse: sentimiento escatológico.

 

Concepción catastrófico-cíclica del tiempo.

 

Sentimiento épico.

 

Concepción animista del mundo.

La relación con la naturaleza tiene una base de espiritualización de lo natural y visión de lo humano siempre en un marco cósmico. La naturaleza está animada y llena de espíritus (“huacas” en Perú). En Mesoamérica la tierra es el reflejo del cielo. La poesía canta los campos, los montes y el cielo como reflejo del universo. La visión mágica del mundo impide la expresión pública de lo personal individual, que queda reservado a la expresión llena de timidez frente a los demás. Por lo que no abunda la poesía amorosa.

La relación hombre-mujer está determinada por el dominio del hombre sobre la mujer; el hombre tiene más derechos que la mujer y esta es a veces objeto de burla picaresca. El misterio del nacimiento y muerte está relacionado con el proceso cósmico y con los dioses. La poesía no tiene función política ni social, sino que debe suscitar solamente las fuerzas cósmicas que rigen la vida de la comunidad: fórmulas de conjuro para llamar a los buenos espíritus o de exorcismo para alejar a los malos espíritus.

El panteón de dioses comprende divinidades de la tierra, de las plantas (maíz), de la lluvia, de la caza. Animales y fieras divinizados o símbolos protectores (nagual o animal que alguien tiene de compañero inseparable) o de identificación mítica. Semidioses y héroes culturales: Quetzalcóatl en Mesoamérica; Bochica entre los chibchas de Colombia; Huiracocha en el Perú inca.

La literatura indígena (testimonios recogidos tras la Conquista) conserva himnos a los dioses y leyendas sobre los semidioses que trajeron la cultura. Mientras que en el Viejo Mundo el pasado mitológico-cultural no tiene vigencia ya, en el Nuevo Mundo está muy presente todavía toda esta mentalidad, que a veces no es difícil rastrear incluso en la literatura moderna.

No hay unidad completa entre todas las culturas precolombinas. Así mientras los Andes tienen una mentalidad más socializada (incas), los pueblos mesoamericanos tienden más al feudalismo teocrático (mayas, toltecas y aztecas). Pero común a todas estas culturas es su gran sentido par la simbología de los colores, plantes, números, astros y su gran ligazón a la naturaleza y a los procesos cósmicos. De ahí la importancia de los calendarios y de las fiestas. Aunque este mundo mágico-mítico lo han dejado estas culturas más plasmado en piedra (escultura y arquitectura) que en textos escritos y estas creaciones están caracterizadas por lo anónimo del autor.

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