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TYPE vs TOKEN

Signos-tipo vs signos-ocurrencias

(comp.) Justo Fernández López

Diccionario de lingüística español y alemán

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Type vs. Token bzw. Typ vs. Vorkommnis  ·  Signos-tipo vs. Signos-ocurrencias

Typ/Vorkommnis(type/token)-Unterscheidung

Auch der Ausdruck «Ausdruck» ist mehrdeutig. Damit können abstrakte Spracheinheiten (types) oder einzelne konkrete Vollzüge des Sprachverhaltens (tokens) gemeint sein. Die zwei Verwendungsweisen sollen in Entsprechung zur Unterscheidung zwischen Handlungsformen und ihren konkreten Realisierungen oder Vorkommnissen auseinandergehalten werden. Die einzelnen raum-zeitlich bestimmten Tanzschritte z.B. sind zu unterscheiden von ihrer Form, d.h. von den konventionell festgelegten Regeln, die die Schrittfolge z.B. des Walzers festlegen. Diese Form stellt gegenüber ihren konkreten Realisierungen etwas Allgemeines dar. Die Form kann nämlich von verschiedenen Tänzern zu verschiedenen Zeiten realisiert werden. Dementsprechend soll zwischen den sprachlichen Formen oder Typen und ihren einzelnen konkret gegebenen Verwirklichungen in bestimmten Äußerungen unterschieden werden. Die Begrüßungsformel «Guten Morgen» z.B. kann von verschiedenen Sprechern zu verschiedenen Zeiten realisiert werden. Die einzelnen Vorkommnisse werden in der Sprachphilosophie «tokens» und die Formen, die durch die tokens realisiert werden, «types» genannt. Von den tokens wird nicht nur gesagt, dass sie Realisierungen, sondern auch Exemplifizierungen oder Instantiierungen (instantiations) darstellen. Die einzelnen Vorkommnisse stellen nämlich verschiedene Exemplare oder Instanzen ein und desselben Typs dar.

Als Erläuterung dieser Unterscheidung diene das Beispiel der folgenden zwei Behauptungen: a) Der Ausdruck «Referenz» besteht aus acht Buchstaben; b) der Ausdruck «Referenz» besteht aus fünf Buchstaben. Beide Behauptungen können wahr sein, weil der Ausdruck «Buchstabe» zweideutig ist. Wenn damit die einzelnen Buchstabenvorkommnisse gemeint sind, ist a) wahr und b) falsch, und wenn statt dessen nur die Buchstabentypen gemeint sind, ist a) falsch und b) wahr. Im ersten Fall werden nämlich die konkreten Vorkommnisse, im zweiten Fall ihre Typen richtig gezählt.

Vorkommnisse sind einmalige physikalische Entitäten, die an einem bestimmten Platz im Raum-Zeit-Gefüge vorkommen. Wenn daher in der Semantik von Wörtern und Sätzen, die in verschiedenen Kontexten zu finden sind, gesagt wird, sie seien miteinander identisch, so ist damit keine Identität der Vorkommnisse (token-identity), sondern lediglich eine des Typs (type-identity) gemeint. Viele semantische Thesen und Ausführungen beziehen sich lediglich auf die Typen, d.h. auf abstrakte Entitäten, und nicht auf die einzelnen Sprecherereignisse der Sprecher. Semantische Untersuchungen im engen Sinn beziehen sich nicht auf das Sprachverhalten, sondern auf Abstraktionen daraus, auf einzelne Sprachtypen, die im Sprachverhalten verwirklicht, exemplifiziert oder instantiiert vorkommen. Die semantischen Eigenschaften im eigentlichen Sinne kommen den Formen oder Typen von Sprachhandlungen zu.”

[Runggaldier, Edmund: Analytische Sprachphilosophie. Stuttgart, Berlin, Köln: Kohlhammer, 1990, S. 30-31]

“Debemos considerar dos aspectos complementarios de todo significado. El primero, de alguna manera vertical, no es revelado en la relación necesaria que el significado tiene con el significante; esta relación indica el lugar del significado, pero no nos permite identificarlo positivamente: es lo que falta la significante. El segundo, que podríamos representar como horizontal, consiste en la relación de ese significado con todos los demás, en el interior de un sistema de signos. Esta determinación es igualmente «negativa» (como dice Saussure, lleva a «ser lo que los demás no son»; sería más exacto llamarla «relacional»), pero se produce en el interior de un continuum, constituido por el conjunto de los significados que forman sistema (no se explica la índole de este continuum designándolo con nombres tales como «pensamiento», «conceptos», «esencia», etc.: cosa que, sin embargo, no dejaron de hacer muchos filósofos y psicólogos). Tanto en un caso como en el otro, se llega al significado por el signo: en ello reside la dificultad principal de todo discurso sobre el signo. El sentido no es una sustancia cualquiera que podríamos examinar independientemente de los signos donde la aprehendemos; no existe sino por las relaciones de que participa.

Esta definición «estrecha» del signo obliga a introducir otros conceptos para describir relaciones semejantes y sin embargo diferentes, que habitualmente se confunden bajo el nombre de «significación» o de «signo». Así, se pondrá especial cuidado en distinguir la significación de la función referencial (a veces llamada denotación). La denotación no se produce entre un significante y un significado, sino entre el signo y el referente, es decir, un objeto real, en el caso más fácil de imaginar: ya no es la frecuencia sonora o gráfica ‹manzana› ligada al sentido manzana, sino la palabra (: el signo mismo) «manzana» unida a las manzanas reales. Debe agregarse que la relación de denotación se refiere, por una parte, a los signos-ocurrencias (Peirce: token) y no a los signos-tipos (Peirce: type); y que, por otra parte, es mucho menos frecuente de lo que se cree: se habla de las cosas en su ausencia, más que en su presencia [ver: Idea]. Al mismo tiempo es difícil concebir cuál sería el «referente» de la mayor parte de los signos. Como Saussure, Peirce insistió en el papel marginal que desempeña la denotación para definir el signo.”

[Ducrot, Oswald / Todorov, Tzvetan: Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje. Buenos Aires: Siglo XXI, 1974, p. 122-123]

“Los elementos fundamentales del signo son los siguientes. En primer lugar, lo que sirve de signo, significante, que debe ser algún objeto perceptible por los sentidos. En principio, y a la vista de las dificultades de la física actual con el concepto de materia, no hay que pensar que tal objeto haya de ser necesariamente material. Queda también abierta la cuestión de cómo definir la percepción y de si incluir en ella supuestos sentidos internos, como los propioceptores y los interoceptores (cfr. Pinillos, Principios de psicología, cap. 3). Nada, en principio, se opone a ello. Hay que tener en cuenta, asimismo, que para los organismos muy inferiores los sentidos se difuminan en receptores muy simples y primarios. Todo esto son problemas para una teoría de los signos de alcance biológico general, pero a nosotros no nos afectan más que de una forma tangencial, por lo que basta dejar constancia de ellos. Nótese que este concepto de significante no coincide con el de Saussure, primero porque se refiere a cualquier tipo de signo y no sólo al lingüístico, y segundo porque pretende evitar cualquier connotación mentalista. A este respecto, consideraré como significante propio para cualquier signo lingüístico a la reproducción material, hablada o escrita, de ese signo en cada utilización concreta, o sea, tomando el signo como acontecimiento individual y concreto, lo que se ha llamado «token» en la literatura anglosajona, o «sinsigno» (cfr. Eco, Signo, 2.7). Por ejemplo, la palabra «ejemplo» en la frase anterior. A diferencia del signo acontecimiento, el signo tipo (type) o legisigno, no es más que una abstracción perteneciente a esa otra abstracción que es el sistema. Así, y por lo que respecta al sistema de la lengua castellana, la palabra «ejemplo» en general, en cuanto lexema infinitamente replicable en sus diversas utilizaciones como signo acontecimiento. Estas consideraciones excluyen implícitamente cualquier sistema de signos puramente mentales, como es el llamado lenguaje mental, de antigua tradición en la filosofía (se remonta por lo menos a Aristóteles) y de importante función, pues a él se subordinaba el lenguaje oral y escrito, como ocurre en la interesante teoría de los signos de Occam.”

[Hierro S. Pescador, José: Principios de Filosofía del Lenguaje. 1. Teoría de los Signos, Teoría de la Gramática, Epistemología del lenguaje. Madrid: Alianza Editorial, Alianza Universidad, Textos, 1980, p. 32-33]

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