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KOTEXT Cotexto

(comp.) Justo Fernández López

Diccionario de lingüística español y alemán

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Kotext

Von J. C. Catford eingeführtes Kunstwort für „situationellen Kontext“ im Unterschied zu sprachlichem Kontext.“ [Bußmann, S. 427]

Contexto - Cotexto - Paratexto

Entendemos por “contexto”, en el presente Manual, siguiendo la línea más clásica de la tradición lingüística, al conjunto de todos los signos, de características semióticas semejantes a las del que se estudia, que se vinculan sintácticamente con un determinado signo, cuyas relaciones en un determinado texto nos interesa estudiar, por lo que podremos decir de ellos que constituyen su contexto. Este término se emparienta conceptualmente con el término “sintagma”, en la terminología saussureana.

También suele hablarse de “cotexto”, introduciendo una notable confusión. Suele utilizárselo, en el ámbito del discurso verbal, con el sentido que acabo de atribuirle a “contexto”; con lo cual, para algunos (esos mismos), redefiniéndolo de modo diferente a como lo formulé inicialmente, “contexto” pasa a ser un término afín con “situación”, en el sentido de poder hablarse, por ejemplo, de “contexto o situación de enunciación”. No es éste el sentido con el que utilizaré el término “contexto” en este Manual, sino con el más convencional, meramente expandido a designar relaciones, no sólo entre los signos lingüísticos integrantes de un texto determinado, sino igualmente entre otros signos no lingüísticos, mientras se trate de signos de las mismas características que el que está en estudio y simultáneamente presentes en un mismo texto.

En la eventual utilización que pueda llegar a hacer, en este Manual, de “cotexto” se entenderá por tal a determinado conjunto de signos, de características semióticas diferentes al que se estudia, e interrelacionados con éste en una misma situación existencial. También se entenderá por “cotexto” de determinado signo en estudio el conjunto de signos que está presente en otra situación existencial, aunque sean de las mismas características que el que se estudia. Es decir, hay cotexto cuando varía (1) la calidad semiótica de los signos respecto del signo cuyo cotexto se estudia o bien cuando varía (2) la situación existencial en que es encuentra el signo que se estudia respecto del conjunto de signos con que se lo relaciona.

En resumen, en el uso que yo habré de darle en este Manual y sin pretender imponer mi propio criterio, el contexto vincula a un signo con otros de sus mismas características y constitutivos de su misma situación existencial; el cotexto vincula a un signo con signos de características diferentes a las suyas o con signos, de las mismas o diferentes características, situados en otra diferente situación existencial. Por ejemplo, el contexto de un icono estará constituido por otros iconos; el cotexto de un icono estará constituido por índices o por símbolos, pero no por iconos. Más empíricamente, las ilustraciones que acompañan a un texto literario son cotexto de ese texto; las ilustraciones de determinado autor que acompañan a determinado texto son cotexto de otras ilustraciones de otro autor que acompañan a otra edición de ese mismo texto. Las ilustraciones que acompañan a la edición de un determinado texto literario, consideradas entre sí, o sea, en cuanto ilustración, constituyen todas el contexto de cada una de ellas.

La importancia de una diferencia terminológica consiste en la capacidad que posee para diferenciar situaciones o entidades que requieren distinguirse. Aquí tenemos dos posibilidades: o (1) el signo se vincula con otros signos de sus mismas características semióticas, y lo hace (2) en el interior de una misma situación existencial o lo hace (3) en relación con otra situación existencia; o bien (4) se vincula con signos de características diferentes, pudiendo hacerlo (5) en el interior de una misma situación existencial o (6) en relación con los signos que se encuentran en otra situación existencial. En el uso de este par de términos que me propongo hacer, utilizaré “contexto” para designar, exclusivamente, a la posibilidad (1+2) y usaré “cotexto” para designar a las restantes posibilidades (1+3; 4+5; 4+6). El problema es importante ya que para explicar por qué se le atribuye un determinado significado a determinado signo es preciso identificar las relaciones que establece con su entorno, y estas varían según sean signos de las mismas o de diferentes características y ubicados en la misma o diferente situación existencial. No es lo mismo relacionar formas y colores en el interior de una imagen (contexto), que relacionar determinadas formas con el público que visita la exposición en que se encuentra expuesta o con las paredes de la sala donde se la expone o con la iluminación que cae sobre ella o, incluso, con otras imágenes diferentes expuestas en la misma exposición, etc. (cotexto).

Pero todavía habría más: también cabe hablar del Paratexto, que Eco retoma de Genette, para referirse a “cuántas cosas (que en principio no serían texto) hay en torno de una obra literaria: solapas, tamaños y caracteres tipográficos, inserción en colecciones, cubiertas, portadas, títulos, subtítulos, comunicados de prensa, dedicatorias, epígrafes, prefacios, notas, entrevistas, correspondencias, reflexiones autorales a posteriori, diarios íntimos y póstumos […] [Genette] distingue entre “peritexto”, es decir, todos los discursos que explícitamente forman parte de un libro como objeto físico (como el título y las notas) y “epitexto”, o sea, los discursos que circulan en torno del texto, desde los del editor hasta las entrevistas y confidencias del autor” (Eco, 1989).

[Centro Virtual de Investigaciones Semióticas. Director: Juan Magariños de Morentin. Universidad Nacional de La Plata]

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