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Voseo y tuteo

Formas de tratamiento

© Justo Fernández López

Gramática española - Nivel superior

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Voseo y tuteo

El voseo

«Se aplica esta denominación al uso del pronombre vos como forma de tratamiento dirigida a un solo interlocutor, así como al empleo de las desinencias que reflejan los rasgos gramaticales de este pronombre en la flexión verbal. Usado como tratamiento de confianza, el voseo es propio de muchas áreas del español americano. Este uso es diferente del llamado REVERENCIAL, hoy en regresión y usado para dirigirse a muy altas personalidades: Vos, majestad, sabéis que... El pronombre vos concuerda en singular con reflexivos átonos y posesivos en el VOSEO DE CONFIANZAN, como en Vos no te cuidás o en SI vos leés una carta tuya (frente a SI vos leéis una carta vuestra, en el voseo reverencial).

En cuanto a la concordancia con el verbo, existen tres modalidades:

VOSEO FLEXIVO (normalmente, antiguas desinencias de plural):

  1. Pronominal (con el pronombre vos): vos tenéis, vos tenés, vos tenís.

  2. No pronominal (con el pronombre tú): tú tenés, tú tenís.

VOSEO NO FLEXIVO (desinencias correspondientes a ):

  1. Pronombre (con el pronombre vos): vos tienes. Es la menos común.

Aunque el voseo se documenta, en mayor o menor medida, en todos los países de América (con la posible excepción del área antillana), en algunos, como en México, es residual, y en los demás no siempre se extiende a todas las regiones, además de presentar condiciones de uso muy dispares.

La situación sociolingüística del voseo es compleja e inestable. Es la forma general del trato de confianza en la Argentina, el Paraguay, el Uruguay, Costa Rica, Nicaragua, Chile, Bolivia y en algunas regiones de Colombia, Venezuela y el Ecuador, aunque la estimación social no es la misma en todas las variedades. En otros países, su uso está más restringido. Así, en El Salvador, no excede el ámbito de la lengua familiar y carece de prestigio fuera de ella,, mientras que en Panamá es eminentemente rural y su empleo resta prestigio social». [RAE: Nueva gramática básica de la lengua española. Madrid, 2011, p. 106-107]

El voseo desapareció casi por completo en el español europeo entre el siglo XVII y comienzos del XVIII, si bien persiste en el voseo reverencial que se dirige a muy altas autoridades en contextos sumamente formales (Vos sabéis, Señor, que…). En amplias regiones de América el voseo continúa siendo hoy un rasgo característico del español hablado para expresar trato de confianza.

«Aunque el voseo no reverencial se documenta, en mayor o menor medida, en casi todos los países de América (con la posible excepción del área antillana), en algunos, como México, es residual, y en los demás no siempre se extiende a todas las regiones, además de presentar condiciones de uso notablemente dispares. Se ha observado que las áreas americanas menos voseantes coinciden en parte con las regiones en las que se instalaron los virreinatos (México, Lima), las universidades (Santo Domingo) y en general con las zonas que experimentaron mayor florecimiento cultural o mantuvieron mayor contacto con la metrópoli (Venezuela, entre otras). Su extensión actual no es estable, pues está en expansión en unas zonas y en regresión en otras, según los valores a que se asocie.

Más compleja e inestable aún es la situación sociolingüística del voseo. De haber estado sujeto a una fuerte presión normativa y haber sido combatido por la enseñanza, ha pasado a ser, en algunas áreas, la forma general del trato de confianza.

Así ocurre en la Argentina, el Uruguay, Costa Rica, Nicaragua, la región de Antioquia (Colombia), la de Zulia (Venezuela) o la de Esmeraldas (Ecuador). Sin embargo en otras, como El Salvador, no excede el ámbito de la lengua familiar y carece de prestigio fuera de ella. En otras, como Panamá, es eminentemente rural y su empleo resta prestigio social. La estimación que reciben las variedades del voseo puede ser también dispar en las áreas en las que se usa. Así, el voseo flexivo no pronominal ha estado tradicionalmente más desprestigiado en Chile que en el Uruguay, mientras que este país rechaza más que la Argentina o que los países centroamericanos el voseo en subjuntivo. Por otra parte, en algunas zonas de la Argentina en que alternan tuteo y voseo flexivos en los imperativos negativos, se prefiere el primero si la petición es cortés (No me esperes), y se elige preferentemente el segundo si se trata de una orden (No me esperés), un consejo o un pedido de otro tipo (No te preocupés)». [RAE: Nueva gramática de la lengua española. Manual. Madrid, 2010, § 16.7.2b-c]

«VOS, h. 1140

Del latín VOS ‘vosotros’. En los SS. XII-XIV conserva el valor de plural que tenía en latín, pero desde los orígenes aparece también como pronombre singular reverente; desde fines de la Edad Media y en el Siglo de Oro se había extendido tanto su empleo, que ya no implicaba respecto alguno y sólo servía para indicar la falta de la familiaridad propia de iguales, indicando falta de respeto en boca de un noble; de ahí que se evitara su empleo, salvo en las zonas únicamente rurales en aquel tiempo: de ahí su supervivencia con el valor de ‘, en las partes de América que tenían este carácter en aquel entonces. Con el valor de plural se empleó desde el principio el compuesto vosotros, 1251, que al principio tenía carácter enfático (‘vosotros sí, no yo’), pero ya en el S. XIV, para evitar la ambigüedad de vos, se generaliza vosotros como pronombre plural.

Derivados: Vosear, principios S. XVII; voseo. Vuestro, h. 1140, latín vulgar VOSTER, -TRA, -TRUM (clásico vester).

Compuestos: Usted, 1620, contracción de vuestra merced, principios S. XV, inventado para sustituis a vos, desgastado como pronombre de respeto; formas intermedias son vuasted, 1617; vuested, 1635; vusted, 1619, etc. (también corrieron voacé y otras). Vuecelencia, vuecencia (por vuestra excelencia), vusiría y usía (por vuestra señoría), presentan contracciones análogas». [Corominas, Joan: Breve diccionario etimológico de la lengua española. Madrid: Gredos, 1987, p. 611]

«Los orígenes del voseo

Con el fin de tener una información necesaria, sucinta, haremos una breve síntesis de los orígenes del voseo que perdura en América.

El vos americano se usa como forma de familiaridad e intimidad en la vida social. Como hemos anticipado, el voseo implica unas desinencias específicas en determinadas formas de los modos indicativo, subjuntivo e imperativo. Ejemplos:

tú bailas - vos bailás

tú bailes - vos bailés (o vos bailes)

tú hayas bailado - vos hayás bailado (o vos hayas bailado)

baila tú - bailá vos

En el voseo el vos se usa sólo como sujeto, complemento preposicional y en la comparación. Su paradigma pronominal se completa en las demás funciones con las formas del paradigma del tú: vos te quedás hasta mañana.

Su origen está en la coexistencia de TU / VOS como expresiones de confianza en el siglo XVI. Y en que la homomorfia de singular, plural (vos cantas, tú cantás), en los testimonios antiguos, influyó, según Rafael Lapesa, en la «formación y consolidación» del voseo hispanoamericano, proyección del español que llegó a América en el siglo XVI (Cf. R. Lapesa. „Las formas verbales de persona y los orígenes del voseo“. En: Actas del Tercer Congreso Internacional de Hispanistas, México: El Colegio de México, 1970).

Suelen distinguirse dos modalidades verbales en el voseo: la argentina y la chilena. Ambas con fuerte tendencia a la monoptongación, y la chilena con tendencia al uso de la i tónica final (tomaí(s), comís, vivís ...).

En general, donde la influencia de la Península o de la metrópoli fue mayor, se ha perdido el voseo, frente a las zonas más alejadas donde se mantiene:

Zonas de voseo: Argentina, Uruguay, Paraguay, América Central (Guatemala, Salvador, Honduras, Nicaragua).

Zonas de tuteo-voseo: Venezuela, Colombia, Ecuador, Chile, Perú.

Zonas de tuteo: México, Perú, Bolicia, Puerto Rico, Santo Domingo ..., etc.». [Urrutia Cárdenas, H. / Álvarez Álvarez, M.: Esquema de morfosintaxis histórica del español. Bilbao: Publicaciones de la Universidad de Deusto, ²1988, S. 150]

«El voseo:

Es el uso de vos por la forma .

En España, hacia 1500, la forma era el tratamiento que se daba a inferiores o entre iguales de mucha confianza. Para el tratamiento de respeto se empleaba vuestra merced que triunfó en el siglo XVI; y vos pasó a usarse como forma de tratamiento entre iguales de mucha confianza y para inferiores. Así que vos y llegaron a tener el mismo uso y valor. En zonas de América se usa vos para la intimidad, cosa que en España ha desaparecido.

La distribución del uso de vos y en Hispanoamérica parece que se debe a hechos culturales:

  1. Las regiones que poseían cortes virreinales, como Méjico y Perú, o universidades como Santo Domingo, recibían los usos que triunfaban en la metrópoli: rechazaban el vos y rehabilitaban el . Lo mismo ocurría en Cuba y Puerto Rico.

  2. Las zonas que no tuvieron el influjo político-cultural anterior y su vida era más rústica, como América Central, llanos de Colombia y Venezuela, sierra ecuatoriana, Chile y Río de la Plata prefirieron el vos, con distinta intensidad y no en todas las formas pronominales.

  3. Para el régimen sin preposición es te y no os. El posesivo es tu y tuyo pero no vuestro: vos te comes tu comida.

  4. El voseo americano es una mezcla de vos y . Utiliza el esquema: vos, te, tu, tuyo y no el tú, ti, os, vuestro.

  5. El plural de vos en las zonas voseantes es ustedes. Este uso de vos afecta a las formas verbales. El profesor Zamora Vicente esquematiza así la incidencia del voseo en la conjugación:

Vos cantáis-teméis-reís: iguales con las normales de plural del castellano.

Vos cantaís-temís-reís: sierra de Ecuador, sur de Perú, Chile.

Vos cantás-temés-reís: sur de Méjico y Centroamérica, Colombia, Venezuela, costas de Ecuador, Paraguay, Argentina (pampa y guaraní), Uruguay.

Vos cantas-temes-ríes: Santiago del Estero».

[Pérez Moreta, J. / Viudas Camarasa, A.: Lengua española. Madrid: ed. sm, 1992, pp. 388-389]

tuteo

El uso del pronombre para la segunda persona del singular y vosotros para la del plural es el más extendido por el mundo hispanohablante.  La familiaridad y la intimidad no son las únicas cosas que imponen el tuteo. El desarrollo de la vida urbana y la modernización de las costumbres han generalizado su uso, sobre todo entre colegas y jóvenes. Usted es marca de distanciamiento y respeto.

Como ocurre en otras lenguas, el hispanohablante también tutea a Dios, a los santos, a las divinidades en general y a su patria. En estos casos, el uso de es marca de amor y  de reverencia. Así, el poeta nicaragüense Rubén Darío saluda reverenciosamente a Leonardo da Vinci:

Maestro, Pomona levanta su cesto. Tú estirpe saluda la Aurora, ¡Tu Aurora!

Pero el puede ser utilizado también en frases de enojo o de enemistad. El mismo Darío advierte en su poema a Roosevelt:

¡Es con voz de la Biblia, o verso de Walt Whitmann, que habría que llegar a ti, Cazador!

Usted 

El castellano antiguo adoptó como tratamiento de respeto la fórmula vuestra merced  que introduce el verbo en tercera persona del singular: Si lo permite vuestra merced.

Esta fórmula sufrió, con el paso de los siglos, varios cambios y ha terminado por dar, en nuestros días, la forma usted, tras haber pasado por varias expresiones intermediarias como vuesarced, vusted.

En español, la fórmula respetuosa desde antiguo era „vos“, frente a „tú“ que se usaba con personas de poca edad o baja condición. Por esta razón, „vos“ fue sustituyendo progresivamente a „tú“, dejando un hueco para el pronombre de tratamiento. A partir del momento en que el desplazamiento es total, aparece una nueva fórmula de cortesía: „vuestra merced“, que concuerda con verbo en  tercera persona.

La aparición de „vuestra merced“ tuvo lugar hacia la primera mitad del siglo  XV y su evolución fonética comprende una larga serie de formas documentadas („vuessa merçed“, „vuesarçed“,“vuesançed“, „vourçed“, „vuerçed“, „vuarçed“, „voaçed“, „vueçed“, „vuaçed“, „vuçed“, „uçed“, “vuesansted“, „vuesasted“, „vosasted“, „vuested“, „vuasted“, „vusted“ y, finalmente, „usted“, documentado por primera vez en 1620 en „El examinador de Miser Palomo“ de Antonio Hurtado de Mendoza).

En América y Canarias, el plural „ustedes“ ha sustituido completamente a „vosotros“ que es la forma usual en España para el plural de „tú“. En algunos lugares de Andalucía, se usa también „ustedes“ como segunda persona del  plural pero con el verbo en segunda persona: „ustedes sois“, mientras que en América y Canarias lleva siempre verbo de tercera persona plural.

Otras formas de tratamiento 

El uso de vosotros, generalmente practicado en la  península como plural de , es sustituido en Canarias y en Hispanoamérica por ustedes seguido por el verbo conjugado en la tercera persona del plural.

tú tienes; ustedes tienen (en vez de vosotros tenéis).

Por otro lado es frecuente el empleo de nosotros  o  nos con valor de primera persona del singular, en circunstancias especiales tales como la expresión de autoridad.

Ante Nos, Juez de Instrucción ...

También en actos académicos.

En la exposición que haremos a continuación, nos permitiremos discrepar con nuestro colega en lo que se refiere a ...

«Tú y USTED

Los dos tipos básicos son el tratamiento DE CONFIANZA o DE FAMILIARIDAD (tú, vos) y el DE RESPETO (usted). Se percibe en el español contemporáneo un notable desarrollo del trato de familiaridad, como signo de cercanía o igualdad. En aquellas zonas en las que y vos coinciden, el TUTEO es normal entre familiares, compañeros y colegas, pero se ha extendido a situaciones reservadas hasta hace poco al trato de usted, como las relaciones entre personal sanitario y pacientes o entre profesores y alumnos. Con todo, existen en este punto marcadas diferencias entre áreas lingüísticas. En general, el tuteo está más extendido en España que en América. En algunas zonas voseantes de este continente existe un sistema tripartito en el que constituye un grado intermedio entre vos (máxima confianza) y usted.» [RAE: Nueva gramática básica de la lengua española. Madrid, 2011, p. 106-107]

«¿Somos capaces de calcular cuánto ha costado a la humanidad elaborar el código de conducta civilizada que ahora se desmorona? ¿Qué cantidad de doma tuvo que experimentar la especie para que, por ejemplo, sus crías cedieran su asiento en el autobús  los adultos desgastados y a las hembras visiblemente encintas? Nada más simple, en cambio, que ese tirón con que me derribó mi perro al acudir a un olor sexual irresistible; ventajoso, sin embargo, para mi perro, que, al verme en el suelo, vino a lengüetearme el rostro. Lo he recordado hoy cuando, en el Metro, yendo a ocupar un sitio libre, se me ha adelantado de un empujón una niña de siete u ocho años, azuzada por su madre. Al mirarme no era triunfal el destello de sus ojos, sino desdeñoso. No exento, ciertamente, de belleza: la de un animalillo joven contemplando altanero al macho torpe. Todos esos siglos de doma están abocados a un fracaso final. [...]

El tuteo, pavorosamente extendido, es una de las manifestaciones más visibles de esta crisis. Al terminar una de mis últimas clases, se me acercó una alumna de fino aspecto; no quiso ofenderme con su pregunta: “¿Has publicado algo sobre esto que nos has dicho?”. Ya era incapaz de entender la diferencia entre nuestros respectivos papeles sociales. [...] Me contaba una dama amiga su estupor cuando, en una clínica de lujo, al disponerse el enfermero a afeitar el pubis a su esposo, preparándolo para una operación, le decía jovial y estimulante: “Hala, que te voy a dejar pelado como un niño”. Su esposo es uno de los más respetables varones de nuestro país; pero no merecía el usted del respeto más que el más pobrecillo paciente, en trance de tanta humillación.

Si en lugares tan serios se tutea a mansalva, cuánto más en el imperio de la trivialidad. Allá van entrevistadores y entrevistadoras de los audiovisuales expeliendo tús como flatos de campechanía, lanzados a diálogo con desconocidos visibles o invisibles, pero fugazmente entrañables, que les corresponden de igual modo, felices por llamar Isabel o Luis a tan famosos durante un minuto. Y si Isabel o Luis entablan coloquio con un importante, pongamos un Nobel; ¡cuánto de su prestigio les alcanzará si lo tratan con ese tú gorrón de famas!

Tal allanamiento empezó entre comunistas y fascistas. La distinción en el trato basada en la distinción entre personas era injuriosa, liberal y elitista. Los camaradas quedaban igualados mediante esa ficción verbal; por supuesto, solo mediante ella, pero satisfacían el resentimiento contra lo superior que nutre tales ideologías. Poco a poco, el igualitarismo de trato ha empapado la sociedad entera, ya sin significado político, pero sí psicosocial. No entra en mis competencias analizarlo, aunque percibo que desempeña diversas funciones. Una muy visible es la de forzar connivencias beneficiosas. El profesor, por ejemplo, que acepta o fomenta el tuteo de sus alumnos puede sentir protegida su posible incompetencia por la camaradería en el aula. El tuteo indiscriminado: anulación de diferencias naturales, trivialización de las relaciones humanas, falso desmantelamiento de la intimidad, destrucción de señales imprescindibles para un funcionamiento social civilizado». [Lázaro Carreter, Fernando: El dardo en la palabra. Barcelona: Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, 2001, p. 549-551]

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