Traducir proverbios

© Justo Fernández López www.hispanoteca.eu

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El otro día quería traducir el proverbio alemán: "Doppelt genäht, hält besser" al español. Lo traté de diferentes maneras pero ninguna me convenció. ¿Sabe usted si por casualidad existe algo equivalente en español o, si no, podría  ayudarme con la traducción? Le estaría muy agradecida si pudiera hacerme algunas propuestas o indicarme unas soluciones del mismo contenido en español.

Los proverbios de una lengua expresan de modo muy conciso una máxima o una experiencia, que en cada lengua puede ser diferente o incluso contradictoria de una lengua a otra. Por ejemplo, en alemán se suele decir

Kleider machen Leute,

y en español decimos

Aunque la mona se vista de seda, mona se queda.

El hábito no hace al monje.

En la mayoría de los casos, sin embargo, se puede encontrar una locución, un idiomatismo o un proverbio en una lengua que expresa el mismo sentido o la misma idea que un proverbio equivalente en otra. El problema es que pocas veces dos lenguas emplean la misma imagen o metáfora para expresar la misma idea.

En alemán se emplea mucho el proverbio

Doppelt genäht hält besser.

Doppelt hält besser.

En español tenemos un proverbio que expresa la idea de la doble seguridad:

Lo que abunda no daña,

aunque no traduce ninguno de los significados del proverbio alemán, sí reproduce el sentido: ‘des Guten ist nie zuviel’, ‘viel gutes schadet nicht’. En el proverbio español falta el significado de ‘seguridad por partida doble’, que tenemos en otras expresiones afines:

para asegurarse por partida doble

dos veces, mejor que una

y si pueden ser dos veces mejor que una

dos veces siempre es mejor que una

dos veces son mejor que una

lo seguro es lo seguro

hombre precavido vale por dos

hay que ir a lo seguro

sicher ist sicher

auf Nummer Sicher gehen

por si las moscas

sicher ist sicher

por si las moscas pican

sicher ist sicher

seguro es seguro / lo seguro es lo seguro

sicher ist sicher

para ir a lo seguro

um auf der sicheren Seite zu sein

Cita

 

«Los signos lingüísticos de una lengua no suelen coincidir con los de otra en toda la serie de sus significados potenciales. No hay, por ejemplo, ninguna lengua románica ni germánica que pueda abarcar con una sola palabra toda las serie de significados potenciales que tiene la palabra española cabo. [...]

No es raro el hecho de que una sola palabra de una lengua incluya el significado de dos o más palabras de otra; la palabra española río incluye el significado de dos palabras francesas: fleuve (‘río que desemboca en el mar’) y rivière (‘río que desemboca en otro río’).  La palabra francesa poisson incluye el significado de dos palabras españolas: pez y pescado. [...]

Hablando con propiedad, no se traduce de lengua a lengua, sino de “habla” a “habla”, es decir, de un texto a otro texto.

En el contenido de un texto hay que distinguir, con Eugenio Coseriu, el significado, la designación y el sentido.

El significado del texto es el contenido lingüístico actualizado en cada caso por el habla.

La designación es la referencia de los significados actualizados en el texto a las realidades extralingüísticas.

El sentido del texto es su contenido conceptual en la medida en que no coincide ni con el significado ni con la designación. Expresado quizás con más exactitud: es lo que el texto quiere decir, aunque esto no coincida con la designación ni con el significado.

La designación se hace siempre mediante significados actualizados, que pueden, para una misma designación, ser diferentes en las distintas lenguas. Coseriu pone el ejemplo siguiente: “EL hecho de que en un río, en un lago o en el mar el agua sea poco profunda, de modo que se pueda estar de pie sin que le cubra a uno la cabeza, se puede designar en español por Aquí se hace pie, en alemán por Hier kann man stehen, en italiano por Qui si tocca, es decir, por significados totalmente diferentes”. [...]

El sentido del refrán español Poco a poco hila la vieja el copo [= Gut Ding will Weile haben; Geduld und Ausdauer führen zu Ziel] no coincide con los significados actualizados en el texto ni con la realidad extralingüística designada por ellos. Lo que se quiere expresar no es que “una mujer de edad avanzada está convirtiendo en hilo, sin prisa, una porción de lana”, sino la idea general de que, “cuando alguien trabaja con perseverancia en una tarea proporcionada a sus fuerzas, aunque éstas sean pocas, acaba teniendo éxito”. Los refranes son como metáforas complejas.

Así, pues, los significados actualizados en un texto se subordinan a la designación, y la designación, al sentido. Ello quiere decir que el traductor debe traducir ante todo el sentido; en segundo lugar, la designación y, en último término, si es posible, también los significados.

Hay en francés un refrán que tiene el mismo sentido que el refrán español mencionado: Petit à petit l’oiseau fait son nid. Pero ni los significados [“trocito a trocito”, “pájaro”, “hacer”, “nido”] ni la designación [la realidad extralingüística constituida por “un pájaro que aportando sucesivamente trocitos de materia construye su nido”] tienen nada en común con los significados y la designación del refrán español. Sin embargo, ambos refranes se traducen recíprocamente de manera irreprochable, porque el sentido de uno equivale plenamente al sentido del otro.

En el ejemplo de Coseriu, cualquiera de las tres frases traduce adecuadamente a las otras dos, porque todas designan lo mismo y tienen el mismo sentido, aunque sus significados sean diversos.

Pero no siempre basta, para una traducción adecuada, reproducir el sentido y la designación del texto, sin tener en cuenta los significados. Serían traducciones inadecuadas la de La porte es ouvert por “La puerta no está cerrada”, o la de Le vaincu de Waterloo por “El vencedor de Jena”, aunque ambas conservarían exactamente la misma designación y posiblemente el mismo sentido del original. Como norma puede establecerse que el traductor está obligado a conservar no sólo el sentido de un texto, sino su designación y también sus significados mientras la lengua terminal no le imponga equivalentes que prescindan de los significados y hasta de la designación (nunca puede haber equivalentes que prescindan también del sentido).

Los refranes, lo mismo que las construcciones del tipo de Aquí se hace pie, Hier kann man stehen, Qui si tocca, son, en cierto modo, unidades lingüísticas, signos lingüísticos como las palabras, aunque de mayor complejidad que éstas. Ahora bien, una lengua puede imponer, para traducir determinados signos lingüísticos de otra, términos cuyo significado es diferente: para traducir una de las acepciones del griego thyrís (θυρίς) (que propiamente significa “puertecilla”) el español impone la palabra “ventana” (derivada de “viento”) como el inglés impone window (derivada de wind), mientras que el francés, el italiano y el alemán imponen respectivamente fenêtre, finestra, Fenster, derivadas del latín fenestra, que designaba la misma realidad, pero cuyo verdadero significado se desconoce. En cambio, el portugués janela (del latín vulgar januella “puertecilla”) tiene, junto con la misma designación, el mismo significado que la palabra griega.

Del mismo modo, el español impone Aquí se hace pie para traducir la expresión alemana Hier kann man stehen, y el refrán Poco a poco hila la vieja el copo para traducir el refrán francés Petit à petit l’oiseau fait son nid. Cuando no hay tales imposiciones de la lengua, el traductor debe buscar, en principio, no sólo la equivalencia del sentido y de la designación, sino también la de los significados.»

[García Yebra, V.: Teoría y práctica de la traducción. 2 vols. Madrid: Gredos, ²1984, vol. 1, pp. 35-39]