Te me vas

© Justo Fernández López www.hispanoteca.eu

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Cuándo decimos “te me vas” estamos usando un “complemento indirecto” (te) y un “dativo ético” (me). En el cual dativo ético “me” (tal como usted comenta en una de sus respuestas) añade un matiz subjetivo al implicar al hablante como persona vivamente interesada en la acción. Aquí estamos refiriéndonos a que “tú” te “me” vas. ¿Cuál es la forma correcta para decir que yo soy el que se “te” va… si te estoy hablandote a “ti”? Me te voy (no parece nada correcto), Te me voy (tampoco me parece correcto). ¿Qué es lo correcto?

El dativo ético expresa que el sujeto se encuentra vivamente interesado en la acción significada por el verbo. Si es el hablante mismo el que realiza la acción, esa acción afecta a un tercero y el que realiza la acción es el agente y no el afectado. En este caso ya no se trata de un dativo superfluo: te me vas (‘tú te vas y yo me quedo solo’), se le va (‘él se va y ella se queda sola’), pero *te me voy.

"Te vas y me dejas".

Te me vas.

"Me voy y te dejo".

*Te me voy.

En este caso, sólo el que se queda solo podrá decir:

Te me vas.

Te me fuiste.

Para expresar la alegría de marcharse y dejar, por fin, a alguien:

Me voy y ahí te quedas.

Lo que no puede expresar el que realiza una acción que afecta a otra persona es la reacción o la afección de esa persona. El responsable de la acción sólo puede expresar su intención o afecto:

Siento tener que marcharme y dejarte solo.

Otros ejemplos:

Tú no te me escapas.

Tú no te me marchas sin haber comido algo.

No te me andes con disculpas.

No te me salgas ahora por peteneras.

No te me irás a rajar ahora.

No te me subas a las barbas.

No te me subas a la parra.

No te me subas de tono.

No te me pongas así.

Comparar con los siguientes ejemplos:

No te lo pierdas.

No me lo pierdo.

No me lo pierdas.

No te lo pierdo.

La razón de la agramaticalidad de *te me voy reside más bien en las restricciones sintácticas que tienen las secuencias de clíticos en un mismo enunciado:

«Parece que es imposible obtener secuencias formadas por un acusativo seguido de un dativo, o por un no reflexivo seguido de un reflexivo (con independencia de la persona) :

*Me le acerqué (me lo acerqué).

*Te me escapé (te me escapaste).»

[Fernández Soriano, Olga: “El pronombre personal. Formas y distribución. Pronombres átonos y tónicos”, en: Bosque, I. / Demonte, V. (eds.): Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: RAE / Espasa Calpe. 1999, vol. I, § 19.5.6]

«No pueden coaparecer en una misma secuencia un clítico dativo de tercera persona y uno acusativo de primera o segunda. Se producen, así, contrastes como los siguientes:

Se lo entregué. / Se lo entregó.

Me lo entregó.

*Me le entregaron.

[= Entregaron a mí (acusativo) a él (dativo)].»

[Fernández Soriano, Olga: “El pronombre personal. Formas y distribución. Pronombres átonos y tónicos”, en: Bosque, I. / Demonte, V. (eds.): Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: RAE / Espasa Calpe. 1999, vol. I, § 19.5.7.2]

«Al tratar de las combinaciones binarias de dos dativos, Bello (1847) enumera algunos ejemplos:

Pónganmele un colchón bien mullido.

Me le dieron una buena felpa (al ladrón).

Es menester que me le (les) sirvan una comida sana (a él, a ella, a ellos, a ellas).

A lo que apostilla: “No he visto ejemplo en que el dativo superfluo no sea de primera persona de singular, si no es el os me cato de Cervantes... y de todos modos es hoy anticuada” (§ 952: 597). Strotzer (1978) insiste en el mismo rasgo. En nuestro trabajo (Gutiérrez 1977-78) ampliábamos el espectro: “Aunque no siempre imposibles, los dativos no concordados de tercera persona son de muy rara aparición” (cf. 451). La segunda persona no sólo no es agramatical, sino también frecuente. Así tenemos a partir de los mismos ejemplos citados por Bello:

Que te le pongan un colchón bien mullido.

Te le dieron una buena felpa.

Es menester que te les sirvan una comida sana.

La tercera persona en los dativos no concordados (de ‘afectación’), aunque muchísimo menos frecuente, no es imposible:

El tutor les gastó toda la herencia de su hijo Luis.

El Betis se les subió a las barbas del Madrid.

Su escasez se debe más a restricciones formales en la combinatoria que a imposibilidad semántica. Nada impide que el afectado por el proceso representado en la oración sea una tercera persona.»

[Gutiérrez Ordóñez, Salvador: “Los dativos”. En: Bosque, Ignacio / Demonte, Violeta (eds.): Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Real Academia Española / Espasa Calpe. 1999, vol. 2, § 30.7.4.3]

*me te / *me se / *te se

 

Los clíticos de segunda persona han de preceder a los de la primera, y éstos, a su vez, preceden a los de la tercera persona.

2a persona + 1a persona + 3a persona

Te me fuiste.

Te nos fuiste.

Me lo han regalado para Navidad.

Te lo he dicho muchas veces.

Me lo dieron.

Te lo dieron.

Si entre las formas pronominales en una oración hay un se, éste pronombre predecerá a todas las otras formas pronominales. El pronombre de segunda persona, a su vez, precede siempre al de primera persona, y éste al de tercera persona. Nunca coexisten en el mismo enunciado las cuatro formas, sólo es posible la coexistencia de tres, aunque lo normal es que sean sólo dos.

 

se + 2a persona + 1a persona + 3a persona

Se te rompió la bicicleta.

Se me escapó el perro.

Se lo tengo dicho muchas veces.

Se me cae el pelo.

Se te cae el pelo.

Se le cae el pelo.

«Parece, no obstante, que esta restricción tiene un estatuto distinto, en tanto que los hablantes pueden interpretar el se como un clítico independiente (y colocarlo como primer elemento) o como una tercera persona, de ahí las construcciones frecuentes en lengua vulgar del tipo

Me se cayó,

Te se oye muy bien,

que no se dan en otros clíticos, ni siquiera con se seguido de otra tercera persona:

*Le se cayó.»

[Fernández Soriano, Olga: “El pronombre personal. Formas y distribución. Pronombres átonos y tónicos”, en: Bosque, I. / Demonte, V. (eds.): Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: RAE / Espasa Calpe. 1999, vol. I, § 19.5.6]

Verbos intransitivos con incremento personal de la serie reflexiva

 

«Algunos verbos, que normalmente no se emplean con adyacente de objeto directo (los llamados intransitivos), se construyen a veces con incremento personal de la serie reflexiva, es decir, que designan la misma persona que funciona como sujeto gramatical. Alternan ambas posibilidades:

Voy a casa <> Me voy a casa

¿Duermes? <> ¿Te duermes?

Está quieto <> Se está quieto

Salimos del teatro <> Nos salimos del teatro

Volvisteis temprano <> Os volvisteis temprano

Todos morían de hambre <> Todos se morían de hambre

No siempre son sinónimas las referencias en cada pareja. La aparición del incremento modifica, como en los casos anteriores, en mayor o menor grado, lo que se significa. Naturalmente el incremento de tercera persona de singular es forzoso cuando se elimina la mención del actor, con lo cual los enunciados correspondientes se convierten en impersonales. Estos reflexivos intransitivos alternan en la secuencia con construcciones de pasiva refleja:

En aquellas horas tempranas no se oía el menor ruido.

Si se echaba la mirada a su interior se veía constantemente una mujer gorda. Si a esta mujer se la preguntaba algo, contestaba con voz muy chillona. Se seguía adelante. Se pasaba dentro de la casa.

El tal oficio, le disgustaba, porque en el teatro adonde iba no se moría nadie en la escena, ni salía gente de luto, ni se lloraba.

Con ciertos verbos aperecen incrementos átonos que jamás se refieren a sustantivos eludidos. Verbo e incremento constituyen unidad funcional y semántica, como en los verbos pronominales (Me abstengo de circunloquios, Te arrepientes de tus palabras, etc.) y es vano discutir si son objetos directos o indirectos. Igual ocurre cuando esos incrementos se agregan a verbos intransitivos concordando también con la persona sujeto:

Me estaba quieto (Estaba quieto).

Te vas de viaje (Vas de viaje).

Se murió tranquilamente (Murió tranquilamente).

Nos salimos del teatro (Salimos del teatro).

No os anduvisteis con tiento (No anduvisteis con tiento).

Se vinieron con nosotros (Vinieron con nosotros).

Estos incrementos personales no representan a ninguna unidad eludida, son simple repercusión expresiva de la persona sujeto, y su presencia matiza diversamente la noción manifestada por el verbo.»

[Alarcos Llorach, Emilio: Gramática de la lengua española. Madrid: Espasa-Calpe, 1994, § 277 y 352]

te me /os me + verbo en primera persona

 

[Ni en el corpus CREA ni en el CORDE de la RAE aparecen ejemplos de este tipo]

 

Los siguientes ejemplos de tipo coloquial están sacados de Internet (uno está tomado de La Celestina):

«Te me voy a quedar con todo.»

«¡Cuidame porque te me voy

«Es que ya que te me voy a dedicar a esto y me lo tengo que aprender a la perfección así ganamos todos.»

«Te me voy acercando sin saberlo.»

«Cuando andes muerto te me voy a sentar encima y voy a gritarle a todos los que pasen:…»

«Por experiencia te me voy atrever a dedirte que todos los productos que te venden no sirven para nada.»

«Dame tu dirección, te me voy a aparecer en tu casa si eres tan valiente.»

«José Manuel en vez de agarrar su camino, tomó de la camisa al afectado y comenzó a ofenderlo y a decirle: «Mirá hijo de p... si no me das un trago, te me voy a beber la sangre».»

«No te me dejo llevar por comentarios basados en lo que pasó en 2003.»

«Esteban, siervo de Dios, que mandaste que no me llamaran caballero, sino pescador; por eso te me aparezco en esta forma para que no dudes más de que milito al servicio de Dios y soy su campeón y en la lucha contra los sarracenos precedo a lso cristianos y salgo vencedor por ellos.» [Libro II del Códex Calixtinus - Capítulo 19]

«Pero si te me aparezco por detrás como Dios manda, tal vez sí te dé un ataque al corazón.»

«SEMPRONIO. -¡Madre bendita! ¡Qué deseo traigo! Gracias a Dios que te me dejo ver.

CELESTINA. -¡Hijo mío, rey mío, turbado me has! No te puedo hablar; torna y dame otro abrazo. ¿Y tres días pudiste estar sin vernos? ¡Elicia, Elicia, cátale aquí!»

 

Creo en lo que hay

Desde antes de lo antiguo

Y si me ves que me santiguo

O te me voy poniendo oblicuo

Es pa’ sacarte esas lagañas

Que el corazón te empañan.