Subjuntivo y subordinación

© Justo Fernández López www.hispanoteca.eu

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Se me ha instruido con gran esfuerzo que en las oraciones dependientes que siguen la oraciones principales debemos usar siempre el subjuntivo, sin ninguna excepción. Pero siempre he tenido problemas con esta regla. Para mí estaría claro que en la oración “Es lógico que dos más dos hace cuatro” es tan evidente que el indicativo sería más adecuado. Lo mismo pienso sobre la oración “Es natural que cada persona muere”. Para mí, en estos dos casos no hay duda ni evaluación. En la mayoría de otros casos de las oraciones de este tipo prevale la evaluación. Tengo mucha curiosidad en su opinión.

Modo dependiente e independiente

«Es habitual dividir la información modal que expresa el verbo en dependiente e independiente. Se llama dependiente el modo que no puede aparecer si no es en presencia de un inductor gramatical; en caso contrario, el modo es independiente. El modo inducido puede ser obligatorio (es decir, elegido o seleccionado como única opción) o bien se puede dar alternancia modal. Así, en Posiblemente se trate de dos fotografías hechas el mismo día en el mismo lugar el inductor posiblemente favorece la presencia del subjuntivo, pero no es la única opción, ya que se da alternancia con el indicativo: Posiblemente se trata… No son equivalentes los conceptos de modo dependiente y modo subordinado. Como acaba de verse, los adverbios de duda o posibilidad pueden inducir el modo subjuntivo (que es, por tanto, dependiente) en oraciones no subordinadas. Se considera que el subjuntivo es el modo dependiente por antonomasia, si bien son numerosos los contextos de subordinación que inducen el indicativo, como se verá en las páginas siguientes.

Contextos de modo independiente

Las oraciones no subordinadas se construyen generalmente en indicativo, por lo que este se considera el modo no seleccionado (o modo por defecto): Hoy es lunes; Isabel está cansada; Las elecciones se presentan reñidas. En cambio, el subjuntivo independiente está muy restringido. Aparece en oraciones desiderativas, a veces lexicalizadas o semilexicalizadas (Que te vaya bien; Que te diviertas; Que todo sea para bien; Maldito seas; En gloria esté; El cielo te oiga), así como en algunos auxiliares modales en que alternan las formas en -ra de subjuntivo pudiera, quisiera o debiera con las del condicional: {Pudiera ~ Podría} ser que estuviera equivocado; {Quisiera ~ Querría} pedirte un favor; {Debiera ~ Debería} estar allí a las ocho. La alternancia se extiende a otros verbos en las formas compuestas correspondientes: Me {hubiera ~ habría} gustado participar.

Contextos de modo dependiente

Los principales contextos de modo dependiente son las oraciones subordinadas, sean sustantivas (Me alegra que estés aquí) o adjetivas (Leeré todo lo que escribas).

Este capítulo no contiene ninguna sección dedicada al modo en las subordinadas adverbiales, concepto que hoy resulta sumamente polémico, pero se analizará el modo en los contextos introducidos por ciertas partículas.»

[RAE: NGLEManual § 25.2 , 25.2.1-2]

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«El subjuntivo se ha desarrollado en la oración dependiente para expresar la subordinación, De ahí su nombre, si bien los gramáticos latinos le llamaban preferentemente coniunctivus. Antes de desempeñar este papel, poseía un valor modal propio (expresión de la voluntad, de la eventualidad y de la espera), que hoy subsiste en las lenguas indoeuropeas modernas (quizás la conozcas). En latín, asumió por sincretismo las funciones del optativo. Se describen muchos tipos de subjuntivo según las distintas lenguas.

Subordinación es la relación que se establece entre dos (o más) oraciones en el seno de una oración compuesta, cuando una de ellas, llamada oración subordinada, depende lógica y gramaticalmente de la otra, llamada oración principal.»

[Lázaro Carreter, F.: Diccionario de términos filológicos. Madrid: Gredos, 1967, p. 381]

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«Al hablar de los modos del verbo, Nebrija incluía “el optativo para desear” y “el subjuntivo para aiuntar”, en lo cual se ve que seguía la clasificación de los gramáticos griegos. Pero los latinos agrupaban estos dos modos en uno solo, que se llamaba, y aún se llama en algunas lenguas, conjuntivo, porque principalmente se usa después de conjunciones, o bien subjuntivo (de subjungere), que es la denominación aceptada por las gramáticas romances. [...]

En la Gramática tradicional se daba la regla de emplea el subjuntivo en la oración subordinada cuando el verbo principal expresara una oración dudosa, posible, necesaria o deseada; y las oraciones independientes en que se usa el subjuntivo se consideraban subordinadas mentalmente a un verbo principal no expresado. Los casos de acción dudosa puede representarse, por ejemplo, en la frase “no dudo mucho que venga”. De los de acción posible es un ejemplo: “puede ocurrir que no llegue hasta mañana”; la acción necesaria se ve en “es preciso que me escuches”, y la deseada se ve en: “te agradeceré que vengas”.

En latín, y en parte en castellano, se conserva el uso independiente de este modo, que se divide en dos grupos de acciones: uno de ellos, el dubitativo, que manifiesta duda o el juicio problemático, y el otro el optativo o exhortativo, que expresa necesidad o el deseo, o sea el juicio apodíctico.

El subjuntivo dubitativo, bastante frecuente en latín, queda en castellano reducido a los casos de duda que exigen un adverbio de esta clase: “tal vez sepas ya lo que vengo a decirte”, “quizás venga más tarde”.

El subjuntivo optativo o exhortativo es otro de los grupos de subjuntivo independiente, el que empleamos en frases como: “¡quieran los cielos!, “¡viva mi niña!”. El carácter de deseo de estas frases está bastante claro, aunque no se manifieste en una oración principal. Sin embargo, muchas veces estas oraciones toman por delante la conjunción que, que les da aspecto de subordinadas: ¡que no fuera yo un Dios!”, “que nos escriba cuando llegue”. En este grupo figura también el subjuntivo llamado concesivo, como en: “digan lo que quieran”, “sea para bien o para mal”, “mal que te pese”, etc.»

[Martínez Amador, E.: Diccionario gramatical y de dudas del idioma. Barcelona: Sopena, 1974, p. 1358-1360]