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Cine español cumple cien años

(comp.) Justo Fernández López

Kulturkunde Spaniens

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Entre la inquietud y el optimismo 

por ROCÍO GARCÍA

La celebración de los 100 años del cine español ha coincidido con la toma de posesión de nuevos responsables en el departamento de Cultura. La incompatibilidad manifestada por la nueva ministra de Educación y Cultura, Esperanza Aguirre, con cualquier medida de protección al cine por los resultados dudosos que, en su opinión, provocan este tipo de apoyos, ha creado inquietud en el sector. Utilizando el ejemplo del campo, Aguirre dijo que muchos agricultores en vez de cultivar el campo se preocupan ahora de rellenar impresos para conseguir ayudas estatales.

RAFAEL AZCONA:

¿Cómo será el cine de los próximos 100 años? Como no lo sé, en lugar de hacer predicciones formularé un deseo: ojalá que los señores de la industria no olviden que el negocio del espectáculo tiene unas reglas inflexibles, reglas que nadie conoce» -Broadway dixit - y que, por tanto, los análisis de proyectos y los estudios de mercado -que pueden ser útiles para descubrir las razones del éxito de un filme una vez estrenado- no garantizan nada a la hora de diseñarlo con el ojo puesto en taquilla. Dicho de otra manera: supongo que el cine -incluso considerado desde el punto de vista industrial- gozará de mejor salud en sus segundos 100 años si sobre las argucias de los mercaderes prevalece el candor de sus creadores; a mi modesto entender, así ha sido desde que el cine nació y se hizo un hombre.

FERNANDO TRUEBA:

A Buñuel se le ocurrió un día una broma genial. Rehacer su testamento y que, el día de su muerte, cuando sus familiares se reunieran para conocer sus últimas voluntades, su abogado les leyese lo siguiente: «Dejo toda mi fortuna a Nelson Rockefeller». Esto hemos hecho los españoles con nuestro cine. Hemos dejado nuestras salas en manos del cine americano, les hemos dado nuestros idiomas para que los usen doblando sus películas, les hemos entregado nuestras cadenas de televisión, los mejores horarios, les dedicamos los programas de información (cinematográficos o no), y los suplementos de nuestros periódicos y revistas. Y además gratis. O eso quiero creer. De lo contrario, sería corrupción. Es decir, hemos dejado nuestra fortuna a Nelson Rockefeller. Por fin ya hemos entendido lo que quiere decir libre mercado.

AGUSTÍN DÍAZ YANES:

El próximo siglo esperemos que tengamos industria, que dupliquemos el número de espectadores y que las películas rodadas en castellano tengan mayor proyección internacional. En los próximos años me gustaría ver historias y personas diferentes, y que argentinos, mexicanos y españoles estén juntos en las mismas películas, así como andaluces y extremeños, que no haya el problema de la uniformidad de acentos.

GERARDO HERRERO:

Es el cuento de nunca acabar. Estamos viviendo en la edad de plata, nunca ha existido un número de cineastas con la capacidad y el potencial de ahora. Nuestras películas salen de nuestras fronteras y sobre todo empiezan a reflejar cómo son y cómo viven los españoles del fin del milenio. Se discuten de nuevo recortes presupuestarios y se vuelven a replantear las ayudas, parecía un tema ya superado. Nuestra obligación como fabricantes de sueños es conseguir que primero los españoles y después fuera se emocionen, rían y lloren con nuestras películas. Esperemos que no nos pongan demasiadas barreras para seguir intentándolo.

MANUEL GÓMEZ-PEREIRA:

No debemos bajar la guardia. Los buenos resultados de 1995 no son definitivos. Pero el futuro lo veo francamente bien. Se nos ha quitado el pudor de que las películas gusten al público y no sólo en los festivales. Veo, por otra parte, mayor rigor y exigencia por parte de la gente que hace cine. Me da miedo, sin embargo, que, de cara a nuestro futuro concreto, se considere el cine sólo como una industria y se eliminen las ayudas.

DAVID TRUEBA:

Hacer cine es como enamorarse, es un estado de estupidez transitorio que a algunos no se les pasa nunca y que a otros se les pasará por el camino. Es algo tan absurdo lo de dedicarse al cine, que sin ese estado de apasionamento no se podría hacer cine ni existiría futuro. Pero sigue habiendo y habrá estúpidos enamorados. Siempre habrá alguien que quiera contar historias, al margen del futuro de la industria.

GRACIA QUEREJETA:

Suele decirse que para mayor bienestar mental lo mejor es aventurarse lo menos posible a imaginar lo que pueda estar por venir. Pero, últimamente, cuando de cine se trata, parece que nadie quiere seguir este sabio consejo. Estamos a un paso de que nuestro trabajo pueda ser contemplado por millones de personas. Sin duda, es una buena noticia. Pero también una noticia que, aunque nos neguemos a considerarlo, pesará sobre nuestras conciencias.

FERNANDO COLOMO:

El futuro está en el aire. Hoy el público ha cambiado, se ha hecho más joven y exigente y el cine español también. Han salido y siguen saliendo nuevos y brillantes talentos de la cantera: una nueva generación que está llamando la atención del mundo entero. Pero necesita seguir trabajando para consolidar y acrecentar lo que hemos conseguido. Talento no falta, pero todo se puede ir al traste si los gobernantes no son conscientes de la importancia cultural de nuestro cine y, sobre todo, si se confunden las películas con las hortalizas.

EMILIO MARTÍNEZ-LÁZARO:

Aquí no sirven las recetas liberales a rajatabla: es como si al señor Vargas Llosa, por ejemplo, le pidiéramos excelentes novelas, y al llegar a las librerías no encontrasen lugar en los estantes al estar ocupados por los grandes éxitos norteamericanos. Para subsistir, Vargas tendría que venderlas a domicilio o volver a la política, no sé cuál de las dos soluciones sería menos deseable para tan gran escritor. En el terreno profesional y artístico el cine español ha experimentado y seguirá experimentando una mejora sustancial.

MARIANO BARROSO:

Me gustaría un futuro en el que nuestro cine se siga acercando a la gente, que la puerta siga abierta a gente nueva, que se potencien las escuelas de cine, que haya más distribuidoras españolas y que no se cometan los errores del pasado, marginando a un sector que antes eran los jóvenes y ahora son los maduros. Y, por último, lo mejor que podía hacer la nueva ministra es dimitir, ya que en sus primeras declaraciones ha demostrado que no tiene la menor sensibilidad por la cultura.

AZUCENA RODRÍGUEZ:

La mejor manera de celebrar los 100 años es apostar por el cine español. Llegar a este momento ha costado mucho esfuerzo y no estamos en el final, sino en los inicios. Si la ministra Esperanza Aguirre dice que se nos va a llevar por delante, pero no nos vamos a quedar parados. Nos defenderemos con uñas y dientes, los que hacemos cine y los que vemos cine.

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